El Congreso Internacional abre un espacio de debate y reflexión en el que participan interventoras, investigadoras y activistas que presentan sus experiencias y análisis sobre las distintas formas de frontera (física, sociales, ideológicas,...) que se establecen en la actualidad. Un espacio que da la bienvenida a experiencias concretas, análisis teóricos y expresiones artísticas en el marco de una reflexión crítica sobre las formas actuales de abordar los procesos migratorios.
"Hace poco en España fue asesinada una mujer inmigrada, de origen rumano. El presunto asesino, pareja de la víctima y sin antecedentes penales, también amenazó con matar a la hermana menor de ésta cuando llegase a casa, una niña de tan sólo 13 años".
"Un trabajo que busca debatir a partir de la provocación de una serie de imágenes sobre la relación “mujeres y cementerio”, en una especie de exploración abierta al público para visualizar entre tod@s las imágenes de los femeninos y masculinos que se transmiten en este vínculo con la muerte. Las fotografías y el documento introductorio de Pastor Cea, nos invita a centrar y caminar por estatuas y sepulcros, e intentar ver cómo las relaciones de género en este espacio también se mantienen vivas".*
PROGRAMA 09:00 Inscripciones y acreditación 09:30 Bienvenida: Sr. Olegario Hernández, Director Escuela de Psicología – Universidad de las Américas. 09:45 Vicente Sisto Campos. “Transformaciones Sociales, Trabajo y Subjetividad: una mirada desde la investigación latinoamericana”. 10:15 Judith Lennartz. “La Revolución de los Pingüinos: ¿Crisis o Consolidación de la Democracia en Chile?”. 10:45 José Luis Darrigrande Osorio. “Exclusión Social, Vulnerabilidad y Salud: desafíos para Chile y nuevas perspectivas en salud”. 11:15 Preguntas
11:30 Café
12:00 Luis Pino Peña. “Formas que adopta la Violencia y su función social: desafíos para nuestra realidad.” 12:30 Pastor Cea Merino. “Violencia de Género contra Mujeres Inmigrantes: El caso español y los desafíos para Chile”. 13:00 Javier Bassi Follari. “Análisis de Discurso: Una visión desde Latinoamérica” 13:30 Preguntas y Mesa Redonda
Comienza un nuevo año, y como dicen por ahí que “no se puede mirar al futuro sin conocer nuestro pasado”, quiero referirme a las cifras de Femicidio en Chile, durante los últimos años, comparándolas con las cifras de España.
Según el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), el número de casos de Femicidio aumentó considerablemente del año 2006 al 2007, pasando de 48 a 62 casos respectivamente. No obstante, las cifras posteriores han ido disminuyendo, para encontrarnos con 59 casos en 2008 y 55 en 2009 (ver cuadro comparativo).
Si bien lo anterior se puede entender como un logro (producto de las campañas de sensibilización y prevención, de “poner” el tema en los medios de (in)comunicación, etc.), NUNCA en temas relacionados con los Derechos Humanos debemos ser condescendientes, NUNCA estará todo logrado y SIEMPRE habrá más que hacer. Esta no es una visión negativa de la cuestión, es sólo mirar las cifras y ver que en la actualidad aún continuamos sobre las 48 muertes de 2006 (se utiliza esa cifra como base, puesto que no hay datos oficiales con anterioridad, lo que me parece lamentable, poco profesional y remite a una despreocupación real y estructural del tema por parte de las autoridades de gobierno).
Ahora bien, si comparamos nuestras cifras con las de España (que posee una sistematización estadística desde 1999 en adelante), nos encontramos con que las cifras de Femicidio en el año recién pasado son exactamente las mismas, es decir, 55 casos de Femicidio en Chile y 55 casos de Femicidio en España. Interesante.
Dos apreciaciones al respecto:
1.- Que en el año 2009 equiparemos las cifras de Femicidio con España no nos hace un país mejor, ni más desarrollado, muy por el contrario, esta situación de equivalencia numérica es sumamente preocupante. ¿Por que? Fácil, si comparamos la demografía de ambos países, nos encontramos que la población en Chile para el año 2009 era de 16.928.873 habitantes aprox. (según el estudio “Chile: Proyecciones y Estimaciones de Población”, elaborado por el INE de Chile en conjunto con la CEPAL), y la población en España para el mismo año fue de 46.745.807 habitantes aprox. (Datos según el INE de España).
Lo anterior entonces da cuenta de una sobre representación de casos de Femicidios en Chile, ya que si extrapolamos las cifras entre ambos países (y sí, dejando de lado muchas variables), podríamos inferir que si Chile tuviese la misma cantidad de habitantes que en España, se triplicarían las cifras de 2009, pudiendo haber llegado a 165 casos
En otras palabras, la relación es de 1:3, por cada mujer que muere en España, morirían 3 en Chile, siguiendo la proporción demográfica, claro está.
2.-Por otro lado, si desglosamos más las cifras de Femicidio para el 2009 en España, nos encontramos con que de los 55 casos de muerte, 21 eran mujeres inmigrantes (no Españolas), lo que dejaría la cifra de Femicidios en España para mujeres autóctonas en 34. Saque usted misma/o entonces la relación de Femicidios entre Chile* y España, siguiendo los lineamientos del punto 1 descrito anteriormente.
Pero no se desanime, como Chile es una país abierto al mundo y en vías de desarrollo, no olvide, como mujer, que las cifras de Femicidio contra mujeres autóctonas (Chilenas) comenzará a disminuir, porque que prontamente comenzaremos a matar mujeres inmigrantes, pues claro está, queremos ser un país desarrollado, en todos los sentidos.
* En Chile aún no tenemos estudios que desglosen la violencia de Género ni el Femicidio por nacionalidad de la víctima. La Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología de Chile (CONICYT) y el programa BECAS CHILE no están interesados en invertir en estas materias, por considerar estas cuestiones alejadas de la realidad nacional. Mucho hombre en ciencia o falta de capacitación en Género, digo yo…
El año 2007 se presentó en el Congreso chileno un proyecto de Ley que buscaba modificar el Decreto de Ley N° 321, del año 1925, o sea, un decreto, como diría Gonzalo Cáceres totalmente “Out”.
Pero como no me voy a meter, por ahora, a hablar de la Constitución de 1925 (que tiene más parches que pelota de pichanga) ni tampoco de Gonzalo Cáceres (que uno que otro parche tendrá), la pregunta aquí es, ¿Por qué hay que cambiar ese decreto?
La respuesta es clara, en 1925 estábamos en una sociedad mucho más machista que la de ahora, y seguramente, aunque no tengo seguridad de esto, no participaban mujeres en la elaboración de las leyes (tampoco hemos avanzado mucho en eso). Como sea, veamos algunos elementos que nos indiquen por qué hacer una ley sobre Femicidio:
1.- La definición de Femicidio que se desea utilizar es "todo asesinato en que la víctima sea la cónyuge, conviviente o cualquier mujer con la que el agresor está o haya estado ligado por alguna relación afectiva". Se incorpora por lo tanto la idea que el asesinato de la mujer pueda haber sido ejecutado por una ex-pareja, ex-cónyuge, ex-conviviente, etc. Esta inclusión conceptual es sumamente importante, puesto que la legislación actual al referirse al Parricidio, se ocupaba únicamente en las relaciones actuales de matrimonio o convivencia, dejando de lado las antiguas relaciones. De hecho, los 3 asesinatos de mujeres ocurridos durante el mes de Diciembre, fueron ejercidos por ex parejas.
2.- En relación a lo anterior, la importancia de generar una ley de Femicidio, es descartar la posibilidad del agresor para atenuar su pena por lo realizado. ¿Cómo, dirá usted? Fácil, al ser una ley machista y empolvada, el hombre agresor podría recibir atenuantes (que eran concedidos en gran medida producto de la desinformación, falta de formación y sensibilización del poder judicial en temáticas de género), atenuantes que, por lo menos, son 2, a saber: "obrar por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido arrebato y obcecación, y la irreprochable conducta anterior", consignadas en los numerales 5 y 6 del artículo 11 del Código Penal vigente.
No es broma esto último, es verdad. El hombre agresor, por ejemplo dentro del núcleo familiar o en un matrimonio, podía justificar su conducta por CELOS, lo que puede ser considerado un arrebato u obcecación del agresor. Al justificarse de esta forma, el agresor logra atenuar su pena de cárcel. Finísimo...
3.- Por otra parte, el proyecto de ley de Femicidio, propone impedir la posibilidad de acceder a la libertad condicional, descrita en el artículo 3 del Decreto de Ley 321. La idea es que si el Femicidio fue antecedido por condenas de hechos de violencia intrafamiliar, el agresor no pueda optar a este beneficio, bajo ningún término. El problema aquí radicará en que, como es sabido, no todos los casos de violencia intrafamiliar son denunciados por las mujeres (y no es culpa de la mujer no denunciar, claro está), entonces ¿Qué pasará en los casos de Femicidio en que la mujer no denunció el calvario de sufrir violencia intrafamiliar? Ahí el proyecto se nos queda cojo. Se debería incluir, quizás, un proceso de investigación que permita inferir si hubo con antelación violencia intrafamiliar, y aunque el agresor no haya sido condenado por esto, que se pueda procesar como femicida.
4.- Finalmente, y a un nivel más de “prevención” la idea de tipificar una ley de Femicidio, es dar una señal clara a los violentadores, es una forma de generar nuevos patrones relacionales que, sin embargo, deben ir acompañados de otras medidas, porque el cambio debe ser a un nivel cultural, educacional, estructural. De todas formas, si bien no soy un amante de las políticas de control y castigo, son bien recibidas a la hora de comprender el fenómeno como algo sumamente necesario de eliminar, por tratarse de una realidad que lleva centenares de años en la oscuridad y privacidad de los hogares de este país, por ser, al final de cuentas, un tema de Derechos Humanos.
Como sea, es necesario mencionar que hace unos días, la cámara del senado aprobó por unanimidad el proyecto de ley de femicidio, esperemos entonces que se convierta en Ley pronto y que su carácter de suma urgencia sea el mismo que tiene una ambulancia, aunque las ambulancias en Chile, sabemos, se demoran y puede pasar que la persona que necesita ayuda muera, ahí, sola, observada por transeúntes morbosos, que inclusive, suelen criminalizar a la víctima, y no al victimario.
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